¿Beber café desencadena tu ansiedad? Los expertos explican por qué
El café es la bebida energética favorita del mundo, un ritual matutino que promete productividad. Pero para al menos el 20% de la población, la taza perfecta se convierte en un viaje directo a la hipervigilancia, el corazón acelerado y la ansiedad. Si alguna vez te has preguntado por qué el café te altera, la respuesta está en una compleja interacción entre la cafeína y la química de tu cerebro.
La cafeína bloquea tu "freno" natural
La principal razón de la ansiedad inducida por el café radica en su acción sobre un neurotransmisor clave: la adenosina, la molécula que le indica a tu cerebro cuándo estás cansado. Se acumula a lo largo del día y, al unirse a sus receptores, disminuye la actividad neuronal, lo que nos hace sentir sueño. Funciona como el "freno" natural del sistema nervioso.
La cafeína es químicamente muy similar a la adenosina. Al beber café, la cafeína entra al cerebro y se adhiere a los mismos receptores, bloqueando el paso a la adenosina. Esto no solo evita que te sientas cansado, sino que promueve el aumento de otros estimulantes cerebrales como la dopamina y la norepinefrina.
El cerebro se queda sin su "freno", lo que resulta en una sobreestimulación del sistema nervioso que se traduce en síntomas físicos de ansiedad: nerviosismo, inquietud y taquicardia.
Respuesta hormonal, el disparo de cortisol
Los expertos en endocrinología señalan que la cafeína actúa directamente sobre la glándula suprarrenal, exacerbando una respuesta de estrés ya existente.
La cafeína estimula la liberación de cortisol, la principal hormona del estrés. Si ya estás experimentando estrés matutino (algo común antes de empezar el día), una gran dosis de café lo potencia, poniendo a tu cuerpo en un estado de "lucha o huida".
En dosis altas, la cafeína puede imitar un ataque de pánico al afectar la respiración y los latidos del corazón. La sensación de falta de aire o el pulso acelerado son efectos directos de esta sobreestimulación hormonal.
El factor genético
No todas las personas reaccionan igual a la cafeína, y esto se debe a la genética, según la opinión de expertos en farmacología.
La velocidad con la que tu cuerpo procesa la cafeína está determinada por una enzima hepática (CYP1A2). Las personas con una variación genética que hace que esta enzima trabaje más lentamente son metabolizadores lentos. En ellos, la cafeína permanece en el torrente sanguíneo durante mucho más tiempo (a veces hasta el doble de lo normal), prolongando y amplificando los efectos de la ansiedad.
Ciertos medicamentos o el uso de anticonceptivos orales también pueden ralentizar el metabolismo de la cafeína, haciendo que una dosis normal cause efectos de sobredosis.
La dosis es la clave
La mayoría de los expertos coinciden en que la dosis segura de cafeína para la mayoría de los adultos sanos es de alrededor de 400 miligramos al día (equivalente a cuatro tazas de café promedio). Sin embargo, si eres sensible a la ansiedad, esa cifra puede ser mucho menor (incluso por debajo de los 200 mg).
Puedes mitigar la ansiedad al beber café con estos consejos:
Bebe despacio: no tomes el café con el estómago vacío. Consumir cafeína junto con alimentos (especialmente fibra) ralentiza su absorción.
Hidratación: por cada taza de café, bebe un vaso de agua. La deshidratación puede intensificar la sensación de nerviosismo.
Cambia a L-teanina: considera el té verde. Contiene cafeína, pero también L-teanina, un aminoácido que promueve la calma y contrarresta los efectos estimulantes de la cafeína, ofreciendo un estado de alerta más suave y sostenido.
Con información de Time

