¿Qué es la sobreestimulación? Esto va más allá del estrés cotidiano

El término sobreestimulación, también conocido como sobrecarga sensorial, es cada vez más común, pero a menudo se utiliza de forma imprecisa en el lenguaje cotidiano. Es importante entender su verdadero significado y diferenciarlo de la simple sensación de agobio.

La verdadera sobreestimulación ocurre cuando el cerebro no es capaz de procesar toda la información sensorial que recibe del entorno. Esto es diferente a sentirse abrumado por el estrés, la ansiedad o las múltiples responsabilidades.

¿Quiénes son más propensos a experimentarla?

Si bien cualquier persona puede experimentar sobreestimulación en algún momento, es más común en individuos con ciertas condiciones, como:

  • Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)

  • Trastorno del Espectro Autista (TEA)

  • Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)

  • Trastornos de ansiedad

¿Cuáles son sus desencadenantes, síntomas y cómo manejarla?

La sobreestimulación puede ser desencadenada por una variedad de factores, incluyendo ruidos fuertes, luces brillantes, multitudes, olores intensos o incluso una excesiva interacción social. Los síntomas varían, pero comúnmente incluyen irritabilidad, dificultad para concentrarse, ansiedad, fatiga, sensibilidad aumentada a estímulos y la necesidad de retirarse o aislarse.

La clave para manejar la sobreestimulación radica en identificar los desencadenantes y desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas.

¿Qué hacer si te sientes sobreestimulado?

Cuando la sobreestimación te abruma, existen estrategias efectivas para recuperar la calma y el equilibrio. Expertos sugieren varias técnicas que pueden ayudarte a manejar estos momentos:

  • Busca un espacio reconfortante: Designa un lugar propio donde puedas encontrar consuelo. Esto puede ser tu cama, un rincón tranquilo o incluso abrazar una almohada. La presión profunda ayuda a calmar el sistema nervioso.

  • Practica estrategias de conexión a tierra (grounding): Concéntrate en tus cinco sentidos. Nota lo que sientes en tu cuerpo, lo que ves, oyes, hueles y saboreas. Elegir un solo sentido, como el olfato (encender una vela con aroma a madera o usar un perfume relajante), puede ser muy efectivo.

  • Pide apoyo a un amigo: Si estás en una situación social abrumadora, hazle saber a un amigo de confianza que necesitas un momento de tranquilidad. Pueden acordar una señal para que sepas cuándo es el momento de retirarte a un lugar más silencioso por unos minutos.

  • Prueba audífonos con cancelación de ruido: Reducir el ruido externo puede crear un ambiente más tranquilo y disminuir el estrés.

  • Habla con un profesional: La psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la terapia dialéctico-conductual (TDC), es muy efectiva. La terapia de integración sensorial también es una opción, especialmente útil en niños. Explorar lo que te sucede con un especialista te ayudará a entender si es sobreestimulación o simplemente agobio, y a encontrar herramientas para manejarlo.

Lo más importante, según los expertos, es investigar qué está sucediendo si sientes sobreestimulación con frecuencia. Usar esta sensación como motor para buscar ayuda profesional puede llevarte a lograr la calma y el equilibrio que deseas.

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