¿Por qué sobrepensamos y cómo calmar esos pensamientos?
¿Alguna vez has sentido que tu mente no puede dejar de dar vueltas sobre lo mismo? Como si estuviera atrapada en una espiral de pensamientos que no llevan a ningún lado. Este fenómeno se conoce como sobrepensamiento y es más común de lo que creemos.
Aunque pensar es natural y necesario, hacerlo en exceso puede volverse agotador, afectar nuestra salud emocional y dificultar la toma de decisiones.
¿Qué es el sobrepensamiento?
El sobrepensamiento ocurre cuando le damos demasiadas vueltas a una situación: analizamos lo que dijimos, lo que no dijimos, lo que podría pasar, lo que ya pasó, lo que debería haber pasado… Es una forma de pensamiento repetitivo que suele venir acompañado de ansiedad, angustia, estrés, miedo al futuro o arrepentimiento por el pasado.
Este patrón mental puede manifestarse de dos formas:
Rumiación: Revisar una y otra vez eventos pasados, con culpa o frustración.
Preocupación excesiva: Anticipar posibles problemas o escenarios negativos del futuro.
¿Por qué sobrepensamos?
Sobrepensar es una estrategia de la mente para intentar sentir control, aunque irónicamente nos hace sentir lo contrario. Algunas razones comunes por las que lo hacemos incluyen:
Miedo a equivocarnos. Queremos tomar la decisión “correcta”, y eso nos paraliza.
Baja autoestima. Dudamos de nuestras capacidades o de nuestro valor, y buscamos validación interna constante.
Perfeccionismo. Nos exigimos tanto, que cualquier detalle se convierte en motivo de análisis.
Ansiedad generalizada. La mente hiperactiva busca prever cualquier posible amenaza o fallo.
¿Cómo calmar el sobrepensamiento?
La buena noticia es que hay maneras de calmar la mente cuando empieza a correr sin control. Aquí algunos consejos prácticos:
1. Respira conscientemente: La respiración profunda es una herramienta poderosa. Inhala por la nariz contando hasta 4, mantén el aire 4 segundos, y exhala lentamente por la boca. Hazlo varias veces. Esto envía una señal de calma al sistema nervioso.
2. Pasa de pensar a sentir: En lugar de seguir alimentando la mente, vuelve al cuerpo. Observa tus sensaciones físicas. ¿Dónde sientes tensión? ¿Puedes relajar un poco esa zona? Estar presente en el cuerpo es una forma efectiva de salir del bucle mental.
3. Ponle nombre a tus pensamientos: Identifica lo que estás pensando: “Estoy preocupándome por algo que aún no ocurre” o “Estoy imaginando el peor escenario”. Nombrar los pensamientos te ayuda a separarte de ellos, para poder ver las cosas con mayor claridad y objetividad.
4. Haz algo físico o creativo: Caminar, ordenar un espacio, dibujar, escribir o bailar son actividades que te ayudan a liberar energía mental y regresar al presente.
5. Establece un “tiempo para pensar”: Si necesitas procesar algo, dedica un tiempo específico en el día para reflexionar. Fuera de ese tiempo, vuelve al presente. Esto entrena a tu mente a no pensar en exceso de forma automática.
6. Practica meditación o mindfulness: Estas prácticas fortalecen la capacidad de observar los pensamientos sin engancharse. No se trata de dejar la mente en blanco, sino de desarrollar una relación más saludable con lo que piensas.
Sobrepensar es una señal de que tu mente trata de ayudarte a sentir seguridad, pero puede convertirse en una trampa si no la sabes manejar. Aprender a reconocer este patrón y redirigir tu atención al momento presente es clave para calmar la angustia y tomar decisiones con mayor claridad.
Recuerda que no todo lo que piensas es verdad, ni merece tu atención ilimitada. Siempre puedes regresar al presente, respirar y confiar, pues, al final, la vida ocurre aquí y ahora.