La ciencia de elegir el mejor momento del día para hacer ejercicio

La regla de oro es simple: el mejor momento para hacer ejercicio es cuando realmente lo haces. Sin embargo, si buscas optimizar tu rutina para un objetivo específico —ya sea perder peso, mejorar el rendimiento o dormir mejor—, la ciencia ofrece algunas pistas sobre cómo tus hormonas y tu reloj biológico influyen en tus resultados.

De acuerdo con estudios sobre la cronobiología del ejercicio, el momento ideal no es igual para todos.

Mañana, la ventaja metabólica (Ideal para la pérdida de grasa)

Si tu meta principal es la pérdida de peso o la quema de grasa, las primeras horas del día tienen una ventaja biológica clara. Por la mañana, nuestros cuerpos tienen naturalmente niveles elevados de cortisol y hormona del crecimiento. Ambas hormonas están implicadas en el metabolismo y preparan al cuerpo para "dibujar" energía de las reservas de grasa.

Otra ventaja de hacerlo por la mañana es que puedes ayunar antes del ejercicio. Entrenar con el estómago vacío potencia aún más esta quema de grasa almacenada.

El ejercicio matutino (especialmente alrededor de las 07:00 hrs.) ayuda a adelantar tu reloj corporal (circadiano). Esto significa que te sentirás más alerta temprano y te cansarás antes por la noche, mejorando tu higiene de sueño y la adherencia al hábito al día siguiente.

Una dosis matutina de ejercicio también te ayuda a reducir el estrés y aumenta la productividad, preparando positivamente tu estado de ánimo para el resto del día.

La mañana es el momento ideal para fijar hábitos y optimizar tu metabolismo, pero no te fuerces. Si entrenar temprano implica un esfuerzo tan grande que reduce tu intensidad, es mejor posponerlo.

Entrenar en la tarde es ideal para la ganancia muscular

Si tu enfoque está en la fuerza, la resistencia o el rendimiento en un entrenamiento intenso, las horas de la tarde pueden ser tus mejores aliadas.

Al mediodía y a primera hora de la tarde (entre las 13:00 y las 16:00 hrs.), tu cuerpo ya ha consumido una o dos comidas. Esto significa que los niveles de glucosa en sangre están listos para alimentar rutinas más largas y rigurosas. Además, la temperatura corporal central alcanza su pico a media tarde, lo que puede aumentar la elasticidad de los músculos y reducir el riesgo de lesiones, favoreciendo el rendimiento máximo.

Un entrenamiento de alto rendimiento en la tarde puede ser una excelente manera de combatir el bajón de energía de media jornada y evitar la fatiga mental de fin de día. Incluso una caminata rápida puede reactivar la concentración.

Entrenar de noche es ideal para la calma mental

Por conveniencia, la noche es el momento más popular para muchos. Aunque existe la creencia común de que el ejercicio nocturno interfiere con el sueño, la ciencia ofrece un panorama más flexible:

  • Los expertos sugieren que, siempre y cuando no te duches e inmediatamente saltes a la cama, el ejercicio nocturno no interfiere negativamente con el sueño. De hecho, actividades de bajo impacto como el yoga o el estiramiento pueden actuar como un potente aliviador del estrés, lo que facilita conciliar el sueño.

  • Investigaciones sugieren que el ejercicio nocturno puede ayudar a gestionar los niveles de grelina, la hormona estimuladora del hambre, lo que podría ayudar indirectamente en el control del peso a largo plazo.

Si bien la mañana parece ganar ligeramente en términos de optimización hormonal y fijación de hábitos, la conclusión de cualquier experto es la misma:

No hay un "momento incorrecto" para mover el cuerpo. Si tu fisiología no coincide con tu rutina, la optimización no sirve de nada. Lo más importante para tu salud mental y física es la adherencia.

Si lo haces en la mañana, hazlo. Si lo haces en la noche, hazlo. La constancia y la intensidad con la que te mueves superarán siempre la hora del reloj.

Con información de Time

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