Aromática, hermosa, ¡y también deliciosa! Cocina así la flor de cempasúchil
La flor de cempasúchil (Tagetes erecta), con su característico color naranja vibrante, es un ícono ineludible del Día de Muertos. Sin embargo, su uso no se limita a la decoración y el altar; esta flor ancestral es totalmente comestible y ha sido utilizada en la gastronomía mexicana desde tiempos prehispánicos.
La clave de la seguridad yace en su origen. La flor de cempasúchil utilizada para consumo humano debe ser diferente a la que compras en el mercado o el supermercado como ornamento.
¡Cuidado con los pesticidas!
La advertencia más importante es: no consumas las flores decorativas. Las flores cultivadas para ornamentación suelen estar rociadas con pesticidas y agroquímicos para asegurar su durabilidad y apariencia. Para un consumo seguro, debes buscar flores que estén etiquetadas específicamente como “flor de cempasúchil comestible”.
También debes revisar que provengan de cultivos orgánicos o hidropónicos libres de pesticidas. Al cocinarla, solo utilizarás los pétalos, eliminando el tallo y la base (receptáculo), ya que contienen el mayor grado de amargor.
Una vez limpios y desinfectados, los pétalos de cempasúchil aportan un delicioso sabor cítrico, ligeramente amargo y muy aromático a tus platillos.
Beneficios del cempasúchil y usos tradicionales
El nombre náhuatl cempohualxochitl significa "veinte flor" y sus usos tradicionales van de la pigmentación al alivio de malestares. Sus pétalos son ricos en carotenoides (como la luteína y zeaxantina), pigmentos naturales que actúan como antioxidantes.
La medicina tradicional mexicana ha empleado el cempasúchil durante siglos. Hoy sabemos que sus propiedades incluyen:
Salud digestiva: tradicionalmente se consume en infusión para aliviar cólicos estomacales, empacho y diarrea. Su acción antiespasmódica ayuda a calmar el tracto digestivo.
Alivio respiratorio: el té de cempasúchil es un remedio casero popular para calmar la tos, el dolor de garganta y aliviar la fiebre.
Recetas con cempasúchil
El cempasúchil se puede integrar en recetas tanto dulces como saladas, similar a cómo se utiliza la flor de calabaza, pero con un toque de sabor más intenso y distintivo.
El uso más popular y estacional es en bebidas calientes, ideales para acompañar el pan de muerto como el atole de cempasúchil. Se elabora con leche, piloncillo, canela y una infusión de los pétalos de la flor. El resultado es un atole de sabor delicado y un color amarillo-naranja espectacular.
También puedes beber una infusión de cempasúchil. Una preparación sencilla con pétalos frescos o secos y agua caliente, perfecta para malestares estomacales.
Los pétalos de la flor de cempasúchil comestible son versátiles y se pueden usar en múltiples preparaciones. La crema de cempasúchil es otro ejemplo de ello. Para preparla solo necesitas saltear los pétalos con cebolla y ajo, se licúan con caldo de pollo o vegetal y un toque de crema. El resultado es una crema de textura suave y sabor inesperado.
Puedes agregarlos a múltiples preparaciones al saltearlos ligeramente, como relleno en quesadillas o tamales, aportando un toque de color y un sabor herbal a la mezcla. Cada vez es más común encontrarlo en recetas, incluso en postres donde se usa para dar color y aroma a mermeladas, nieves artesanales, y se ha popularizado como sabor para el relleno del icónico pan de muerto.
Al utilizar esta flor, no solo añades sabor, sino que mantienes viva una tradición culinaria y medicinal prehispánica. Anímate a explorar el lado comestible de la Flor de Muertos.