Mitos y realidades sobre la práctica de Kinam

Kinam es una práctica psicofísica de origen tolteca que integra movimientos conscientes, posturas de poder, respiración y meditación, con el objetivo de armonizar cuerpo, mente, emociones y energía.

Inspirada en la cosmovisión del México antiguo, esta disciplina se ha ido redescubriendo y adaptando a los tiempos modernos como una vía de conexión profunda con uno mismo, con la naturaleza, con el entorno y con la sabiduría ancestral.

Como sucede con muchas prácticas de raíz espiritual o tradicional, en torno a Kinam han surgido mitos, confusiones y prejuicios que pueden dificultar su comprensión auténtica. Aquí te hablamos acerca de algunos de los principales mitos y contrastamos con la realidad de esta disciplina para promover una mirada más clara y respetuosa.

Mito 1: Kinam es un tipo de yoga prehispánico

Realidad: Aunque Kinam comparte algunos principios con el yoga —como el uso de posturas físicas, la atención plena y el objetivo de conectar cuerpo y mente para armonizarlos—, no es una versión mesoamericana del yoga. Kinam tiene un origen, filosofía y enfoque propios, basados en la cosmovisión tolteca y en las prácticas guerreras y espirituales de las culturas del Anáhuac. Su esencia no busca imitar al yoga, sino recuperar una tradición milenaria del México antiguo.

Mito 2: Es solo una actividad física más

Realidad: Aunque Kinam incluye movimientos y posturas, su enfoque no es únicamente físico, pues a través de la alineación física óptima, fortalecimiento del cuerpo y equilibrio interno, con estos ejercicios se busca obtener un cambio en cómo percibimos y comprendemos el mundo para vivir en mayor armonía. Cada postura tiene un significado simbólico y energético, y la intención con la que se practica es tan importante como el movimiento en sí. Kinam no busca rendimiento ni perfección física, sino alineación y equilibrio interior.

Mito 3: Solo es útil para quienes practican espiritualidad indígena

Realidad: Kinam es una filosofía de vida y puede ser practicado por cualquiera que desee reconectar con su energía vital, su cuerpo, sus emociones, sin importar creencias, religión, raza, género, etcétera. Aunque nace de la sabiduría tolteca, sus beneficios son universales. Es una vía de autoconocimiento accesible para cualquier persona, independientemente de su camino espiritual.

Mito 4: Es monótono porque solo son posturas estáticas

Realidad: Es cierto que las posturas (llamadas “posturas de poder”) son fundamentales en Kinam, pero la práctica incluye tanto posturas estáticas como dinámicas, y es un sistema integral que incluye movimientos fluidos, ejercicios de respiración, meditación, visualización y contemplación, con el objetivo de armonizar los distintos niveles del ser, desde lo físico hasta lo energético, pasando por lo emocional y lo mental.

Mito 5: Es necesario tener mucha flexibilidad o experiencia previa

Realidad: Kinam es una práctica inclusiva que puede adaptarse a diferentes edades, cuerpos y niveles de condición física. No exige flexibilidad extrema ni conocimientos previos. La atención está puesta en la conciencia corporal, en la conexión con la tierra y en el fluir del movimiento desde el interior. Más que perfección, se valoran la intención y la disposición para estar presente.

Mito 6: Es una práctica sin respaldo

Realidad: Kinam se ha desarrollado a partir de técnicas de movimiento funcional, danza y pilates. Las posturas se basan en investigaciones antropológicas sobre las tradiciones toltecas y mesoamericanas, las cuales han sido adaptadas a un contexto actual, pero se conserva la esencia de las prácticas psicofísicas y nahuálicas ancestrales, así como su espíritu de introspección, autosuperación y conexión con el universo.

Como puedes ver, Kinam es mucho más que una serie de movimientos: es un camino de reconexión con uno mismo, con la Madre Tierra y con la sabiduría ancestral que aún vive en nuestro cuerpo y nuestra memoria energética. Como toda práctica profunda, merece ser explorada con mente abierta, respeto y compromiso.

Derribar mitos en torno a Kinam nos permite valorar su riqueza real y acceder a sus beneficios sin prejuicios ni expectativas erróneas. En tiempos donde la desconexión es uno de los males más comunes, Kinam ofrece una vía sutil pero poderosa hacia el equilibrio, la conciencia y la sanación integral.

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