Kinam: equilibrio ancestral para la vida moderna
En el mundo actual, basado en el individualismo, la inmediatez y el bombardeo constante de contenidos, vivimos cada vez más inmersos en las pantallas, con estilos de vida sedentarios y una desconexión creciente tanto de nosotros mismos, como del entorno y de las personas que nos rodean. Esto ocasiona tanto problemas de salud mental, debido al aislamiento y la falta de relaciones genuinas, como de salud física, por la falta de actividad y de contacto con la naturaleza.
Como una alternativa para contrarrestar los efectos de este estilo de vida actual, en los años recientes han cobrado fuerza las prácticas del desarrollo integral, basadas en la sabiduría ancestral, con las que se busca conectar y equilibrar el cuerpo, la mente, las emociones y el componente energético del ser humano.
Dentro de estas prácticas psicofísicas, destaca el Kinam, cuyos orígenes se remontan a las culturas del México antiguo, que habitaron en Anáhuac, la región hoy conocida como Mesoamérica.
Qué es Kinam
Kinam es una palabra que proviene de la raíz maya "Kin", que por un lado significa poder y fuerza, pero también se usa para nombrar al Sol. Además, se relaciona con el verbo náhuatl "Kinatia", que se refiere a “ejercer una fuerza para encontrar el equilibrio”, y al término "Kinamik", que significa “el poder de armonizar”. Además, el significado de Kinam se relaciona con los conceptos de equilibrio, fuerza, respeto, danza y virtud.
Es una práctica ancestral de origen tolteca, que propicia la integración armoniosa del cuerpo, la mente, las emociones y la energía vital. Considerada como una forma de "yoga" prehispánico (aunque en realidad es más antigua que el yoga), esta disciplina se ha rescatado en México, tras años de investigación, para ofrecer a sus practicantes un nuevo camino hacia el equilibrio y la conexión profunda consigo mismos y con el entorno.
Consiste en un sistema de entrenamiento físico y desarrollo humano, basado en las técnicas psicofísicas creadas por los chamanes del México antiguo para alcanzar el equilibrio entre cuerpo, mente, emociones y energía vital, con el objetivo de vivir con mayor plenitud, consciencia y bienestar.
La práctica de Kinam se basa en posturas, movimientos, ejercicios de poder, así como gestos manuales y respiración consciente. Parte fundamental de este sistema son las llamadas posturas de poder, que reflejan elementos simbólicos de la cultura de Anáhuac. Dichas posturas están orientadas hacia los cuatro rumbos (los cuatro puntos cardinales): norte, sur, este y oeste; además de que se relacionan con los elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire y fuego.
Se les llama “posturas de poder” porque tienen efectos poderosos sobre el cuerpo y la mente, ya que ayudan a ejercitar no solo la parte física, sino también la voluntad y el sentido del equilibrio mental y emocional, así como a mantener un flujo constante y armonioso de la energía vital, lo cual es fundamental para el bienestar, desde la cosmovisión de las culturas de Anáhuac.
Kinam en la actualidad
Hoy en día, Kinam se practica gracias al arduo trabajo de un grupo de personas liderado por el antropólogo Frank Díaz, la exbailarina profesional Alejandra Cobo y la experta en pilates Ana Delia Benito, quienes con el apoyo de Eduardo Dondé y Fundación Dondé, rescataron las bases de esta práctica y fundaron el Instituto Kinam, para darla a conocer en México y el mundo, a través de clases y de una completa certificación que se imparte en formato presencial e híbrido, en el centro de yoga y bienestar AgoraLucis.
Actualmente, la práctica de Kinam, basada en las posturas toltecas de poder y en la cosmovisión del antiguo Anáhuac, incorpora también técnicas modernas de movimiento funcional, pilates, danza y ejercicios psicofísicos, lo que da como resultado una práctica completa e integral, arraigada en la sabiduría ancestral y adaptada a las necesidades del mundo moderno.
De acuerdo con el Instituto Kinam, esta práctica está dirigida a cualquier persona interesada en reconectar con su cuerpo físico, su energía vital y su sabiduría interior, a quienes buscan profundizar su propia práctica física, emocional y espiritual, así como a profesores de prácticas como yoga, chi kung, entrenamiento funcional, entre otras, que deseen complementar su enseñanza para expandir la oferta que brindan a sus estudiantes.
Beneficios de practicar Kinam
Más allá de una serie de ejercicios físicos, Kinam es una filosofía de vida que promueve el autoconocimiento y la responsabilidad, la conexión con la naturaleza y la amplificación de la percepción y expansión de la conciencia. Practicar Kinam con regularidad puede traer una amplia gama de beneficios a nivel físico, mental, emocional y energético, entre los que destacan los siguientes:
Fortalece el cuerpo físico y mejora la postura: Las posturas de poder y los movimientos de Kinam trabajan la conciencia corporal, el equilibrio y la alineación. Al practicar de forma constante, se tonifican músculos, se fortalecen las articulaciones y se mejora la postura corporal. Esto genera una sensación de estabilidad física y energética que influye positivamente en la vida diaria.
Estimula la energía vital: Kinam activa y hace circular la energía interna a través de movimientos tanto dinámicos como lentos, respiración consciente, meditación y atención plena. Esto ayuda a desbloquear tensiones acumuladas y revitalizar el cuerpo. La práctica frecuente puede generar una mayor sensación de vitalidad, motivación y enfoque.
Calma la mente y favorece la concentración: Al conectar respiración y movimiento, la práctica reduce la actividad mental excesiva, lo cual ayuda a calmar la mente y mejorar la concentración. Esto favorece la toma de decisiones conscientes, el enfoque en el presente y la claridad interior.
Promueve el equilibrio emocional: A través de su práctica, se cultiva tanto la autoconfianza como la autoestima y la seguridad personal, como una mayor presencia y sensibilidad, lo que facilita el reconocimiento y la gestión de las emociones. Esto puede ayudar a liberar cargas del pasado, superar bloqueos emocionales y cultivar una actitud más compasiva y centrada.
Reconecta con la sabiduría ancestral: Cada postura y movimiento de Kinam está cargado de simbolismo cultural y espiritual, inspirado en la cosmovisión tolteca y el respeto a la naturaleza. Practicar Kinam es también un acto de revaloración y conexión con la sabiduría indígena de Mesoamérica.
Favorece la introspección y el autoconocimiento: A través de la quietud, la observación y la conexión con el propio cuerpo y energía, Kinam facilita un camino hacia la autoexploración. Esta práctica abre espacios para comprender la propia naturaleza, patrones mentales y emocionales, y tomar decisiones más alineadas con la esencia personal.
Activa la memoria corporal y energética: En la tradición tolteca, se considera que el cuerpo guarda memorias no solo físicas, sino también energéticas. Kinam despierta esas memorias a través del movimiento consciente, lo que ayuda al practicante a recordar su poder interno, reconectar con su misión de vida y su vínculo con el todo.
Fortalece el vínculo con la naturaleza: Las prácticas de Kinam están orientadas hacia los cuatro rumbos (este, sur, oeste, norte) y se inspiran en los elementos: tierra, agua, fuego, aire. Al realizar las posturas con esta orientación simbólica, el practicante establece un diálogo con la naturaleza y se hace consciente de que su energía está conectada con los ciclos y fuerzas del universo.
Como puedes ver, Kinam es una vía de integración personal y espiritual enraizada en una tradición ancestral que cobra renovado sentido en la actualidad. En tiempos de estrés, desconexión y exceso de estímulos, Kinam ofrece un camino hacia la quietud interior, el empoderamiento y la reconexión con la esencia interior y lo sagrado.
Incorporar esta disciplina en la vida cotidiana es abrir una puerta a un bienestar más profundo, consciente y armonioso, así como una oportunidad para recuperar el equilibrio perdido y recordar que toda transformación y evolución comienza dentro de uno mismo.