Hábitos comunes que destruyen tu felicidad
La felicidad es algo que todas las personas buscamos constantemente, y seguro que tú no eres la excepción. Sin embargo, muchas veces, las decisiones que tomas cada día te pueden alejar de esa felicidad que tanto anhelas y encaminarte a la insatisfacción.
Puedes detener el ciclo negativo y comenzar a recuperar tu felicidad al anular estos 8 hábitos que podrían sabotearla.
1. No aprecias lo que tienes
No importa cuáles sean tus circunstancias en la vida, tienes mucho qué agradecer. Cada día que despiertas es una oportunidad para trabajar hacia tus metas, servir a los demás y encontrar todas las pequeñas alegrías de la vida.
Cuando no agradeces, descartas la importancia y el valor de todo lo que tienes. No importa qué tan exitoso seas, la gratitud reduce el estrés, trae paz mental y te hace más resistente y afectuoso. Así que tómate unos minutos cada día para agradecer por todo lo que tienes.
2. Te comparas con los demás
La tentación de compararte con los demás es casi abrumadora. Sin embargo, compararte constantemente con otros resultará en insatisfacción con tu propia vida.
Es fácil mirar a otra persona y pensar que tiene la carrera perfecta, las relaciones más felices, más dinero o un mayor atractivo físico. Pero las comparaciones nunca son justas, porque cada persona es diferente, con sus propios talentos, miedos, pasiones y rasgos. Cada uno tiene experiencias, deseos y metas de vida muy diferentes.
Por ello, vive a tu modo, recorre tu propio camino a tu ritmo, sin enfocarte en lo que hacen o dejan de hacer los demás, sino en lo que tú quieres y en lo que debes hacer para lograrlo.
3. Dejas que el miedo o el odio te controlen
Tu cerebro está diseñado para advertirte del peligro real y mantenerte a salvo, pero el miedo y la ansiedad pueden paralizarte. El miedo al fracaso, por ejemplo, es una barrera para perseguir tus sueños.
Lo mismo ocurre con el odio. Permitirte ser consumido por la ira es algo que no afecta a quienes te hayan lastimado, sino solo a ti, pues el rencor amarga tu vida, además de que te impide crecer, avanzar y ser feliz. Las experiencias difíciles pueden llenarte de dolor, pero tomar decisiones basadas en el odio te roba la capacidad de concentrarte en lo que realmente te importa.
Deja de aferrarte a tu miedo y odio. Prácticas como la meditación te ayudarán a soltar esas emociones que te pueden llegar a frenar.
4. Te enfocas en el pasado o el futuro
Si tu conciencia está dominada por el pasado o se centra en el futuro, es probable que pierdas experiencias y oportunidades justo frente de ti. Debes vivir en el presente para comprometerte con donde estás y con quien estás. De lo contrario, dejarás pasar la vida sin darte cuenta.
Vivir en el pasado, por lo general significa que los problemas no resueltos te agobian. Enfocarse completamente en el futuro significa que tienes ansiedad sobre lo que está por venir. La investigación muestra que aquellos que se mantienen enfocados en el presente son más felices y se sienten más conectados con los demás.
5. Quieres tener el control de todo
Muchas veces, resulta frustrante invertir tiempo y esfuerzo en tus planes, para descubrir que la vida te ha llevado por un camino completamente diferente al que tenías contemplado.
Lo mejor que puedes hacer por ti es darte cuenta de que no siempre estás en el asiento del conductor. Puedes gastar todo tu tiempo y energía en buscar la manera perfecta de planificar y predecir el mundo que te rodea, pero las cosas no siempre van a seguir tu camino. Aprender a soltar el control y a fluir con la vida.
Frecuentemente, los deseos de controlar todo tienen sus raíces en la ansiedad y el miedo, que surgen al creer que lo peor sucederá si no estás detrás del volante. En lugar de tratar de controlar cada detalle, permite que la vida se desarrolle de forma natural.
6. Te obsesionas con lo material
Ese increíble auto nuevo que tanto deseas jamás tendrá sentimientos por ti. Una nueva sala o el teléfono más caro no te darán un sentido de pertenencia o realización. Estas cosas sólo aumentarán el estrés y la ansiedad si tu presupuesto es limitado o si tienes dificultades para pagar tus tarjetas de crédito. Cuando concentras tu vida en el dinero y las cosas materiales, pierdes de vista lo que realmente te hace feliz.
El dinero te ayuda a obtener lo necesario para vivir y a cuidarte a ti mismo y a los demás, pero cuando te centras por completo en la riqueza o en la acumulación de posesiones materiales, puedes llegar a olvidar la importancia de lo que hay en tu corazón y en las cosas que te entusiasman y te hacen crecer. Busca un equilibrio en la vida y reconoce que la riqueza no puede comprar la felicidad.
7. Quedas atrapado en el juego de la culpa
Culpar constantemente a las personas por tus problemas o circunstancias es un hábito destructivo que te hará daño a ti y a los que te rodean. Cuando culpas a los demás, renuncias a la responsabilidad de tus propios sentimientos y acciones.
Le cambias la responsabilidad a otra persona porque no quieres que sea tu culpa. Es una forma de explicarte a ti mismo por qué algo salió mal y crees que eso te hará sentir mejor.
Crees que al hacer que alguien más se haga responsable, el pesar y el remordimiento se levantarán de tus hombros. En realidad, siempre eres responsables de tus propias acciones. Recuerda que la buena comunicación no es una calle de un solo sentido. Nadie más puede obligarte a hacer algo y nadie más puede responsabilizarse por ello.
8. Vives rodeado de personas tóxicas
Relacionarte con personas tóxicas te roba la felicidad. Las personas negativas absorben la alegría de la vida. Si no tienes cuidado, su mentalidad pesimista se filtrará en tu forma de pensar. La triste realidad es que las personas tóxicas no se preocupan por ti y nunca lo harán, sin importar cuánto intentes impresionarlas.
Debes tener cuidado con quienes constantemente rechazan tus opiniones, con aquellos que solo aparecen cuando necesitan algo, con los que no respetan tus límites o a quienes es evidente que no les importa tu sentir. Estos son los tipos de personas que no saben cómo tener una relación sana con los demás.
No permitas que las malas relaciones te lastimen o te derriben. Sé firme y seguro de quién eres. Tú mereces estar cerca de personas que te traten con respeto y amabilidad.