¿Es difícil deshacerte de cosas que ya no usas? Descubre un tip para hacerlo más fácil
Deshacerse de las cosas puede ser difícil. Bastante difícil. Somos una sociedad consumista, y a menudo damos mucha importancia a nuestras cosas materiales, sin importar si son pocas o muchas. De hecho, diversos científicos han estudiado por qué hacemos esto. Algunas publicaciones del Journal of Consumer Psychology sugieren una manera para lograr separarse de pertenencias antiguas: en lugar de tirarlas de inmediato, primero sugieren desterrarlas fuera de la vista.
Los investigadores, Mathew S. Isaac y Poornima Vinoo, explican que las personas que luchan por separarse de sus posesiones ponen muchos pretextos para evitar hacerlo y solo pueden lograrlo al emplear "varias estrategias de comportamiento" para aliviar la tensión psicológica que esto implica. Una de esas estrategias que ha demostrado ser útil para algunos, señalan los investigadores, es relegar los elementos innecesarios pero difíciles de partir a un punto "fuera de la vista", con la esperanza de que luego abandonen la mente y puedan ser eliminados. "Según la investigación etnográfica, una de esas estrategias es mover productos a ‘purgatorios’ o espacios liminales temporales", escriben.
En otras palabras: antes de tirar tus fotos, libros, recibos, recuerdos o ropa para siempre, ponlas en algún lugar fuera de tu alcance, donde no puedas verlas. Esencialmente, aleja las cosas que crees que probablemente deberías deshacerte de una caja o un cajón donde no accederás a ellas, pero sabrás que todavía están cerca. Una vez que ya no los veas todos los días, podrás darte cuenta de lo poco o nada que realmente las necesitas. Después de un tiempo, será más fácil sacarlos de casa, para donar, vender o tirarlo a la basura.
Por qué el método de 'purgatorio' te ayuda a deshacerte de tu basura
Isaac y Vinoo revisaron tres estudios existentes que indicaron que los 'purgatorios' ayudan a las personas a prepararse para la inevitabilidad de la eliminación. Sin embargo, su investigación descubrió una nueva razón por la que funciona, y no tiene nada que ver con una reducción del apego. "Específicamente, se muestra que los purgatorios desencadenan la simulación mental del proceso de eliminación del objeto, ayudando así a los propietarios a prepararse para la pérdida inminente", escriben.
En términos más simples, cuando condenas un elemento al purgatorio, es una práctica para tirarlo de verdad. No solo disminuirá tu apego a los objetos físicos de manera gradual al eliminarlos de tu entorno cotidiano, sino que ensayarás el momento en que realmente te deshagas de ellos de forma permanente.
Cómo comenzar a armar un 'purgatorio'
Elige las cosas que ya es muy claro qué harás con ellas: tirar, vender, donar o mantener.
Ahora, reúne todas aquellas que no necesitas o que hace mucho no utilizas. Hazlo sin miedo, hasta este punto no hay compromiso por tirarlo todo, pero esto te hará pensar en la posibilidad. Ropa, herramientas, juguetes u otros objetos a los que básicamente te aferras por razones sentimentales, van en el purgatorio.
Asegúrate de elegir un lugar apartado de tu vista y de tus actividades cotidianas para poder la caja del purgatorio. La idea es olvidar lo que hay allí para que puedas ver cuán intrascendente es realmente. Para obtener la máxima eficiencia, usa cajas separadas para cosas que no serán útiles para nadie más, y cosas que razonablemente podrían donarse.
Establece una fecha en tu calendario. ¿Uno, dos, o tres meses? Eso debe ser suficiente para tomar la decisión, pero depende de ti establecer una fecha límite. Ahora, pon un recordatorio en tu teléfono para sacar esa caja, para siempre. En caso de que encuentres que realmente necesitas usar algo de la caja durante ese tiempo, puedes considerar tomarlo como una señal de que el artículo era necesario. (Eso es muy poco probable, por cierto).
Anímate, no será difícil y realizarlo te quitará un peso de encima. Hacerlo también te permitirá tener más espacio o renovar tu guardarropa, además de que, seguramente, te hará sentir tranquilidad saber que lo has hecho.
Con información de LifeHacker