¿Congelar quesos? ¡Sí! Conoce cuáles puedes conservar de esta manera

Para desperdiciar menos comida en casa, siempre podemos echar mano del congelador. Si tenemos este hábito, podemos reducir la cantidad de comida que se estropea con facilidad. Quizá ya tengas esta práctica con algunas carnes e incluso pan, pero también puedes hacerlo con el queso. Sin embargo, algunos se congelan mejor que otros. Descubre cuáles quesos puedes congelar y los que simplemente deberás consumir más rápido (o comprar menor cantidad y con menos frecuencia).

Por qué congelar queso funciona... a veces

Congelar lácteos es un asunto complicado. Para ser más precisos, descongelarlo para consumirlo es lo que puede resultar decepcionante. Aún así, el congelador es una opción viable para prolongar la vida de algunos quesos. Los productos lácteos, como el queso, la leche, la crema agria o el yogur, son emulsiones de grasa, agua, proteínas y ácido. Dependiendo de la proporción de agua con respecto a los demás elementos, el lácteo será líquido como la leche, semisólido como el yogur, semiduro como el cheddar o firme como el parmesano. La congelación altera la composición de cualquier alimento que contenga agua.

Como probablemente sepas, el agua se expande al congelarse, lo que significa que si hay pequeñas gotas de agua dispersas en una emulsión láctea, estas desplazarán a los demás elementos al expandirse y congelarse. Al descongelarse, el agua vuelve a su estado líquido, pero las proteínas y las grasas se han desplazado a un nuevo espacio y se han separado del agua, dejando una bolsa más grande, que solía ser hielo. Estos quesos seguirán siendo comestibles, pero su textura se habrá deteriorado, lo que probablemente alterará la percepción del sabor en tus papilas gustativas.

Quesos que puedes congelar (y los que no deberías)

Dado que el agua es la que más sufre los cambios en el congelador, puedes despreocuparte y congelar quesos con menor contenido de agua. Considera congelar quesos duros y curados, como el parmesano, el manchego, el ibérico o el cheddar fuerte. Estos productos experimentarán menos alteraciones en la textura y el sabor.

Los quesos con mayor contenido de agua probablemente experimenten cierta separación de agua y grasa, y pueden tener un aspecto roto o granulado una vez descongelados. Así que evita congelar quesos con consistencia cremosa y untable, como el brie, el camembert, la burrata o el queso azul.

Otros quesos también pueden conservarse bien en el congelador. El feta y el halloumi, aunque húmedos, se pueden congelar y descongelar sin problemas. Su textura ya es algo grumosa, por lo que congelarlos y descongelarlos simplemente hace que esta textura sea un poco más evidente.

Cuando se trata de queso rallado, puedes congelarlo sin preocupaciones. Nunca dudes en meter una bolsa de queso cheddar, provolone o mozzarella rallados en el congelador. Este tipo de quesos los podrás utilizar en alguna pizza o pasta al descongelar.

Cómo congelar queso

Congela el queso de la misma manera que congelarías carne, pan o cualquier otra cosa que quieras proteger del frío: envuelto en plástico hermético. Si tu queso es nuevo, es posible que ya venga bien envuelto en plástico, como las bolsas de queso rallado. Estas se pueden meter directamente en el congelador.

Si el queso está en plástico endeble o ya lo has abierto, ponlo todo en una bolsa de plástico con cierre hermético apta para congelador y exprime el aire lo máximo posible antes de congelarlo. A veces es útil cortar primero el queso del tamaño de las porciones que vayas a consumir. Rallar o cortar en cubos el queso previamente también funciona bien.

Cómo descongelar queso congelado

Para descongelarlo, simplemente deja el queso en el refrigerador durante la noche y podrás usarlo para rebanar, rallar, fundir o picar al día siguiente. Usa quesos rallados directamente del congelador y espolvoréalos en los platos; esos finos trozos se descongelan y se funden fácilmente en platos calientes en segundos. Disfruta de la larga vida útil de tus quesos. En cuanto a tus quesos blandos para untar, ahora tienes una excusa para terminarlos antes de que se agrieten en el refrigerador.

Con información de Life Hacker

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